#RecuperarLaConfianza | Iván Cancino G. Clic para tuitear

Ya había escrito sobre este tema, pero creo que debo repetir ya que nada ha pasado y, por el contrario, veo que se incrementa este problema: La Constitución Política protege la intimidad, la buena fe y la presunción de inocencia, ente otros principios y derechos similares y conexos, pero en muchos casos esto no se aplica.

Por esto, no entiendo como a la salida de ciertos establecimientos comerciales después de haber pagado los productos se revisa por parte del vigilante o persona encargada para tal efecto que el consumidor retire los elementos que ya canceló.

Peor aún he visto establecimientos en los que uno para comprar comida preparada debe pagarla antes de consumirla, y al estarla consumiendo me han solicitado el recibo, acaso ¿no es obvio que si estoy comiendo, ya la pagué?

En lo personal casi nunca me dejo revisar ni la factura ni las bolsas, me siento atacado en mi buena fe, es como si se dudara de manera permanente de todo mundo y se viviera en la constante creencia que todos hurtamos y eso, no lo voy a permitir.

Es como si existiera una baja autoestima social, como si en nuestra sociedad todos fuéramos ladrones, o eso pensara la mayoría de personas, como si el dicho “piensa mal y acertarás” fuera aplicado a todo nuestro actuar.

Igual sucede con aquellos trabajadores que en caja revisan de manera grotesca y reiterada si los billetes son verdaderos o falsos, a mí me molesta, deben hacerlo con cordialidad tener la máquina para ello y no hacer sentir al cliente como si estuviera tratando de engañar al establecimiento.

Entiendo la paranoia si ya les ha pasado que los han engañado con billetes falsos, pero uno no puede perder la confianza y tratar a todo el mundo como si fuera estafador.

Y terminemos con esto que es lo que más me aterra y molesta de nuestra sociedad: aquellas personas, conjuntos y/o edificios en donde a las personas que entran a colaborar con el aseo o a repartir algún domicilio les revisan la cartera o maleta a la salida, humillando a la persona, sí, humillándola y haciéndola sentir como si fuera deshonesta, como si su trabajo implicara llevarse cosas que no son de ellos. Creo que si la persona que ayuda en los quehaceres diarios no merece la confianza de quien la contrata, pues no deberían contratarla.

En lo personal cuando he vivido en sitios que tienen esta práctica, he enviado una carta prohibiéndole que revisen a quien entre o salga de mi casa, la confianza es algo que se debe dar y demostrar.

En cualquiera de los casos anteriores prefiero esperar que llamen a la policía, si es que piensan que algo sustraje de manera indebida, pero no mostrar facturas ni que me requisen sin motivo.

¿Hasta cuándo permitiremos que este despropósito siga sucediendo?, ¿que nos sigan maltratando pensando que somos estafadores o ladrones? La confianza se debe recuperar, la presunción de inocencia y buena fe debe primar.

Iván Cancino G.
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Papá, esposo de la más hermosa mujer, columnista y abogado.